UN DIARIO POLÍTICAMENTE INCORRECTO DE MIS PERIPLOS POR EL SUDESTE ASIÁTICO
19.12.13
"Me monto algo en Tailandia"
Después de "La mía es diferente", la frase más oída entre los que dicen y creen tener ya cierta experiencia en Tailandia es: "Voy a montar algo". En el foro de lo españoles en Tailandia, Rumbo Tailandia, llevamos ya unos años recibiendo mensajes de este tipo, con ligeras variaciones unos de otros pero que se resumen en la consabida frase.
[caption id="" align="aligncenter" width="450" caption="El sueño español: el chiringuito"][/caption]
Generalmente se trata de jóvenes que acaban de pasar las mejores vacaciones de su vida en un lugar de ensueño, y por lo general, también han encontrado el amor. Por supuesto, no tienen ni idea de negocios, y como buen español que no tiene ni idea de nada, pues opta por montar un bar formando el binomio de fama internacional español/bar. Los más jóvenes ya se ven en su chiringuito de la playa con tejado de paja y rodeado de bellas jóvenes en bikini. El más viejo piensa más en un restaurante que le dé cierto prestigio en la zona. Recordemos que uno es reponedor de Carrefour y el otro mecánico de Norauto, pero eso no importa porque han decidido que "van a montar algo en Tailandia".
En muchas ocasiones, el visionario tiene ya un proyecto revolucionario que a nadie se le había ocurrido antes, es decir que ninguno de los 21 millones de turistas que vinieron en 2013 pensó en ello antes. Por lo general no son proyectos nada innovadores, simplemente no están en la playa donde el protoempresario toma el sol con su "nong" (dícese de novieta tailandesa a tiempo parcial o completo que colabora en los gastos del compañero).
[caption id="" align="aligncenter" width="450" caption="Fiesta y mujeres en Tailandia: fracaso garantizado"][/caption]
No destacan por la ambición. En sus discursos intetan minimizarlo todo cómo si eso hiciera el proyecto más complicado. "Algo sencillo", "No es para hacerme rico, es para ir tirando que en España está todo muy mal", "Un carrito desmontable", "Un sitio pequeño con un par de mesas", etc. Nadie dice: "Voy a ir a montar algo que lo voy a petar y la peña va a alucinar en colores" NO. Son siempre cositas humildes. PERO LOS THAIS NO QUIEREN QUE SEAMOS HUMILDES, QUIEREN GENTE CON MUCHA PASTA. Ya lo he dicho muchas veces y no me cansaré de repetirlo, en Tailandia hay dos cosas que no les gustan: la gente sin pasta, y peor, la gente que viene a sacar pasta en su país. Una actitud encomiable que deberíamos haber aplicado en Europa hace unos lustros.
[caption id="" align="aligncenter" width="450" caption="El único pasaporte tailandés al éxito"][/caption]
Vamos a ir a lo práctico. ¿Por qué se dan de morros el 99% de los que quieren "montar algo" en Tailandia? Básicamente porque no son gente de negocios, ni en Tailandia ni en Torrelodones. En segundo lugar porque buscan asesoramiento entre gente interesada que ve en el proyecto un buena salida a sus quebrantos económicos.
Aconsejo vivamente huir de los "expertos en Tailandia" que se saben todos los trucos para burlar la Ley. Le explicarán al incauto que tras la constitución de la empresa se hace firmar a los socios de paja una renuncia expresa a sus derechos en favor tuyo. Eso se llama fraude de Ley. Puede renunciar a lo que quieras, pero la Ley te seguirá exigiendo que el 51% de la empresa esté a nombre de un tailandés. Y de algo puede estar seguro el lector, que ningún juez le va a dar la razón a un extranjero querellado con un tailandés.
Vayamos a los impedimentos más inmediatos:
- Cualquier empresa que se constituya en el país tiene que contar con un socio tailandés que sea propietario del 51% . Es decir, si pones 40.000 euros para la constitución de la SL, en el momento de la firma, ya sólo te quedan 18.000 porque acabas de darle 22.000 a un tailandés.
- Hay una lista muy extensa de trabajos que un extranjero no puede llevar a cabo legalmente de la que hablamos en el post referido a la posibilidad de encontrar trabajo en Tailandia.
- Por supuesto, el único idioma que se usa en la vida común es el tailandés. En caso de mucha suerte, algún empleado puede medio entender inglés, pero no inglés con acento extremeño.
- Según el tipo de establecimiento, hay unos impuestos no descritos por la Ley que se pagan cada mes en sobre cerrado y que se recogen a domicilio.
[caption id="" align="aligncenter" width="450" caption="Así funciona todo en Tailandia"][/caption]
Hace un par de años, cuando vivía en el soi 10 de Ratchadaphisek fui testigo de varios naufragios que vi venir ya desde lejos y que anuncié a mi entonces pareja para que hubiera testigos de mis dotes de "adivinación" en lo que respecta a los farangs en Tailandia.
Todos los casos tienen un denominador común: "LA NONG" (novia tailandesa que va a colocar a toda SU familia en TU negocio). Recuerdo a un joven que dejó todos lo ahorros de su vida en un local que hacía esquina, muy bien situado en el soi. Se equipó de la mejor maquinaria, los mejores productos y la mejor voluntad. Vendía pizzas, pasta, desayunos varios, helados de yoghourt, y lo mejor de todo es que habría las 24 horas del día. Estuvo 48 horas abierto. Intenté averiguar los motivos del repentino cierre, en vano. Respuestas vagas era lo único que obtenía del poco personal que quedaba malvendiendo las existencias. No creo que tuvieran nada que ver los 7/11 y Family Mart de la zona que también abren 24 horas o el restaurante de enfrente que tiene abierto casi las 24 horas, sería muy mal pensado.
En el segundo caso, se trata de una parejita mixta muy mona que se hizo cargo a medias (tú pones la pasta y yo pongo el nombre) de una cosa que sale como resultado de la frase "voy a montar algo". Esa cosa que ni es bar ni es restaurante sino todo lo contrario tuvo la vida que le vaticiné: 2 meses, el tiempo de que se acaben los ahorros. Estaban en mi mismo edificio y cada día los veía llenos de amor pero sin un cliente. Chaparrón, palmaron todos los ahorros (de él) y a otra cosa.
[caption id="" align="aligncenter" width="450" caption="No acabes así, cuida tus ahorros en Tailandia"][/caption]
También tenemos los casos de los grandes expertos (expertos en su pueblo) que lo van a petar porque llevan toda la vida en hostelería, pero que no hablan dos palabras de inglés y ni se les ocurre remotamente aprender tres palabras de thai, pero van a petar, van a arrasar. Cada vez que oyes hablar de ellos, están a punto de abrir "esa cosa".
No quiero con mis palabras desanimar a nadie, pero no hay que engañarse. La pólvora se inventó hace tiempo y no va a llegar ahora un español a enseñarles cómo se lleva un bar. Si la intención no es más que pasar el tiempo y se tienen ahorros o ingresos suplementarios suficientes para ir campeando el temporal para tener un lugar donde tomarse unas cervezas con los amigos y poder decir en España: "Tengo negocios en Tailandia", pues adelante. Si es para huir de la crisis que ha azotado Europa estos años, pues mejor que no, porque aquí, cuando te quedas sin nada, significa SIN NADA de verdad, ni asistencia social, ni Cáritas, ni asistencia médica gratuita, ni asistencia para la repatriación.
Haciendo un breve resumen bastante esclarecedor, se podría decir que: si te va mal, les da igual, si te va regular, te miran pero se callan, y si te va bien, te crujen hasta que sueltas la presa y se la cedes a ellos. Habrá algún listo que me dirá: “A mí no”. Muy bien, enhorabuena, pero hablo en general. Desde el pobre que se creyó que cogiendo el traspaso de un “bierbar” en Pattaya iba a ser el rey de la noche hasta los grandes como Pepsi que menciono más abajo.
¿Que en “Españoles por el Mundo” sale gente que les ha ido muy bien? Pues estupendo, pero ninguno era mecánico ni reponedor ni empezò con 10.000 euros como bagaje para la aventura. Y también me gustaría que se hiciera un seguimiento pasados un par de años, a ver dónde por dónde andan, al margen de que es obvio que no van a hacer un programa sobre gente que se ha dado el castañazo, aunque estaría bien “Castañazos hispanos por el Mundo”, y que nos contara la peña en qué se han equivocado, resultaría muy instructivo.
[caption id="" align="aligncenter" width="500" caption="La imagen que transmite "Españoles por el Mundo""][/caption]
No vamos a decir que es imposible ganar dinero en Tailandia, sería absurdo. Uno de los terrenos bastante bien abonados hasta el momento y en el que no han puesto cortapisas para que los extranjeros participemos es el sector inmobiliario. Pero cuidado, sólo hablamos de pisos, no de construcciones que cuenten con una planta baja que es territorio tailandés. Obviamente, para hacer empezar a funcionar un negocio de estas características, aconsejo un capital mínimo de 500.000 euros, por lo que el reponedor y el mecánico vuelven a quedarse fuera de la fase clasificatoria de candidatos a trabajar y vivir en Tailandia.
En Tailandia también se atreven con los grandes.
Carrefour dejó las llaves debajo de la puerta hace un par de años. Sanyo plegó velas tras las inundaciones de 2011 y dijo “Ahí os quedáis”.
Lo de Pepsi y Pizza Hut ha sido algo más amargo por la forma de actuar de sus socios tailandeses. La primera compañía estuvo trabajando durante 40 años con unos fabricantes tailandeses. Hace un par de años, rescindieron el contrato, pero se quedaron con el “savoir faire” de los americanos. Se inventaron un producto nuevo “EST Cola” con los mismo colores en el logo, y aprovechando las mismas fábricas y toda la infraestructura logística acapararon el mercado de la noche a la mañana, relegando a la marca Pepsi a un lugar testimonial que ha ido intentando recuperar en estos meses. El nacionalismo exacerbado de los tailandeses les lleva a consumir marcas locales, bien por ellos y el país. Aunque quede en tela de juicio su ética de cara a las empresas extranjeras. Algo similar sucedió con Pizza Hut. La parte tailandesa y la norteamericana no llegaron a un acuerdo en la renovación de acuerdos, y los tailandeses se sacaron de la manga “The Pizza Company”. Todos los locales franquiciados, que eran la inmensa mayoría, cambiaron de denominación, y la firma americana tuvo que conformarse que los locales que poseía en gestión directa, dando un enfoque distinto al negocio ya que no podían competir con sus antiguos socios al disponer éstos de una red más amplia de distribución. Dejaron de ser unos repartidores de pizzas para convertirse en restaurantes más convencionales.
A la operadora de telefonía móvil DTAC, propiedad de Telenor (compañía noruega) también intentaron hacerle la cama el año pasado acusándolos de poseer más del 49% que les corresponde por Ley. El tema sigue en los juzgados donde quieren demostrar que no es así.
[caption id="" align="aligncenter" width="450" caption="Tailandia en venta"][/caption]
Pero la tradición de darle la espalda y luego la puñalada al que te ha enseñado todo viene de antaño. La compañía aérea de bandera THAI Airways International fue fundada por la compañía escandinava SAS que le dio apoyo en todos los campos para su proyección internacional aportando capital humano y recursos de los que carecía el país. Con el tiempo, se fueron deshaciendo de todos los extranjeros que trabajaban en la compañía, y en 1987 el gobierno de la nación compró el 15% que faltaba para que la compañía fuera totalmente tailandesa, momento que coincide con el comienzo del declive.
[caption id="" align="aligncenter" width="450" caption="A la aventura, pero mejor como Tintín"][/caption]
Amigos de la aventura, si os sobran unos ahorrillos, venid a pasar un rato divertido montando algo en Tailandia, pero si sólo tenéis el finiquito de la empresa y una mano delante y otra detrás, yo me quedaría en España.
11.12.13
Un día en comisaría 6
8.12.13
Consejos de seguridad en Tailandia
6.12.13
Tú y la policía tailandesa
La policía es, por definición, un cuerpo de seguridad del estado destinado a proteger el orden público y salvaguardarnos de los malhechores reprimiendo en la medida de lo posible sus acciones sobre la sociedad. Esto es en términos generales, sin embargo, cada sociedad tiene sus particularidades. Aquí, nos vamos a ocupar de la policía tailandesa y cuál debe ser nuestro comportamiento frente a ésta. En Occidente, estos funcionarios velan por el orden, en Tailandia HACEN el orden.
[caption id="" align="aligncenter" width="450" caption="Su atento servidor"][/caption]
Una vez embarcados en el engranaje del sistema policial thai, se puede afirmar que una pesadilla resulta un cuento de hadas al lado de lo que viene por delante. Unas leyes diferentes que desconocemos, unos derechos que vemos en las películas pero que en la realidad thai no existen, un idioma que desconocemos y unas instalaciones propias de la edad media, hacen más que recomendable el no tener contacto alguno con la autoridad tailandesa.
En algunos foros, como en Rumbo Tailandia, me encuentro con gente confiada, muy segura de sí misma y de sus conocimientos del idioma tailandés, que afirma que hablando thai pueden salir airosos de un encuentro poco deseable con los que conocemos como MIB (Men In Brown). Craso error.
[caption id="" align="aligncenter" width="450" caption="¿Negociamos un rato?"][/caption]
Una de las formas de quitarse de encima la compañía indeseada es hablarle en un idioma que no entiende. Ante la imposibilidad de comunicación, muchos optan por la retirada. El que chapurre thai debería abstenerse de hacerse el “simpático integrado”. Al oír su idioma, al agente le da un subidón de adrenalina y empieza a preguntarse a qué se debe el conocimiento de un idioma que sólo se habla en este país. Recuerdo una anécdota que me sucedió hace un par de años. Iba yo en taxi bajando por la calle Sukhumvit cuando en un control policial que se ubica habitualmente en el cruce de Asok detuvo el vehículo y me iluminó con su antorcha y me invitó a bajar. Le dí las buenas noches y le pregunté qué deseaba. Su reacción al oír su idioma no fue pensar que yo era una persona educada al dirigirme a él en su idioma sino que me espetó un: “¿Por qué hablas tailandés?” Puse cara de sorpresa y simplemente le dije que porque trabajaba en SU comisaría. Ante la obviedad, me pidió inmediatamente perdón riéndose y me invitó a que abandonara el control. Pero situaciones como ésta no son frecuentes. El que quiera lanzarse a hablar thai con un policía debe tener la fluidez necesaria como para entablar un largo diálogo, lo que implica entender lo que te están diciendo y poder rebatirlo en caso necesario. Por lo tanto, aconsejo abstenerse de intentar entablar conversación, luego que cada uno haga lo que dictamine su conciencia.
[caption id="" align="aligncenter" width="450" caption="Sus huellas, gracias"][/caption]
En mi puesto en la comisaría, tengo ocasión de ser testigo de actitudes que juzgo a todas luces como impropias en un país como éste. Las frases que no deberían pronunciarse y que sin embargo oigo son: “En mi país no pasa esto” y/o “En mi país es distinto”. No olvidemos que aunque poco, algunos policías, en especial oficiales y suboficiales, entienden inglés, y oír esas frases no resulta agradable, sobre todo por el tono peyorativo en que se pronuncian. Las comparaciones entre sistemas policiales y judiciales sobran. Y en cualquier caso, pueden ser entendidas muy mal con resultados ciertamente negativos. Los que ejercemos la función de intérprete podemos cubrir hasta cierto punto, pero las actitudes no se prestan a interpretación y el agente u oficial entiende bien al margen del idioma.
[caption id="" align="aligncenter" width="450" caption="Recuerdo de Tailandia"][/caption]
Cada vez son más frecuentes los controles aleatorios. Tal vez el imparable crecimiento del turismo y la inmigración ilegal estén contribuyendo a ello. Es un hecho al que hay que enfrentarse y en cualquier momento podemos ser “víctimas” de uno de estos chequeos. Si no nos pillan en falta (posesión de narcóticos, estancia ilegal por caducidad de visado, etc.) conviene ser humildes pero sin llegar a rebajarse. Sin embargo, si hemos hecho algo, lo más recomendable es asumir y rebajarse, no hay otra.
Debemos tener en cuenta que en cada etapa que pasemos habrá que añadir un “0” al precio de nuestra libertad. Por ejemplo, si nos detiene la policía por altercados, robo o posesión de estupefacientes para consumo propio, se puede tal vez arreglar con 2.000 bahts, si no se arregla entonces y llegamos a la comisaría pasamos a 20.000 bahts. Si el tema sigue sin solucionarse, en el juzgado de primera instancia la tarifa llega a 200.000 bahts y así paso tras paso. Por ende, deducimos que hay que intentar a toda costa quedarnos en la primera fase. Podría compararse a un videojuego en el que cada pantalla es más complicada de superar.
[caption id="" align="aligncenter" width="450" caption="Pa' dentro con todo el equipo"][/caption]
Recordemos, como ejemplo de lo que NO hay que hacer, el caso de esta pareja de españoles que a mediados de este año tuvo un desencuentro con la policía tailandesa, lo que les llevó a probar en primera persona lo que son las mazmorras siamesas. En este caso, el joven no tenía mucha experiencia vital y pensaba que toda la policía del mundo es como la española, que puedes acordarte de toda su familia, escupirles a la cara y luego pedir una indemnización. No, muchacho, no. Tras causar diversos desperfectos en las dependencias policiales y agredir a un agente, se le premió con una estancia gratuita en el país de las sonrisas por tiempo indeterminado. Gracias al defensor del delincuente español en Phuket, el juez le permitió salir bajo fianza y fijó el juicio para el 17 de septiembre, a sabiendas de que la parejita iba a coger el primer avión que pudieran para poner tierra entre ellos y Tailandia. Y así fue. Obviamente, el juez sabía bien que nunca iban a ingresar en una cárcel tailandesa, pero al no tratarse de delitos relacionados con las drogas, son más benevolentes y prefieren que el estado tailandés no corra con los gastos de manutención de elementos indeseables. En estos detalles podría fijarse el gobierno español a la hora de hacer recortes. Teniendo en cuenta que de la población penitenciaria en España, el 40% son extranjeros, pues todo eso que se ahorraría el país.
[caption id="" align="aligncenter" width="450" caption="Horarios de visita"][/caption]
Mucha gente no es consciente del nivel de poder que tiene la policía tailandesa. No es casualidad que ninguna mafia del mundo, por poderosa que sea, haya podido instalarse en el país. En el mejor de las casos, las mafias rusas, iraníes, nigerianas, etc. operan como franquicias y deben responder siempre ante algún tailandés. Recuerdo que hace unos años, la mafia rusa campaba a sus anchas por el soi 3 de Sukhumvit. Allí sólo había mujeres de rubia melena buscando clientes árabes que frecuentan la zona. Un día, de la noche a la mañana, las mujeres habían desaparecido. Según me dijeron, vino un autobús de la policía y las embarcó a todas.
[caption id="" align="aligncenter" width="450" caption="¿Vienes mucho por aquí?"][/caption]
Y como siempre recomiendo para estos casos, lo más pertinente es llamar a la Policía Turística al número 1155 o si el caso es lo suficientemente grave, se puede recurrir al servicio de atención urgente prestado por la Embajada de España en Tailandia marcando el número 081 868 7507, donde la persona encargada en ese momento os indicará la forma de proceder que considere más adecuada. Recalco que este número no es para consultas varias sino para casos de urgencia. También podéis vuestras dudas en el foro de los españoles en Tailandia: Rumbo Tailandia. Y entre todos intentaremos responder a las cuestiones que planteéis en relación a vuestra conducta con la policía thai u otros temas que consideréis oportunos exponer.
[caption id="" align="aligncenter" width="450" caption="Buenas noches tengan ustedes"][/caption]
La probabilidad más alta de que os topéis con los MIB es a los mandos de un vehículo. Conviene por ello tener preparado junto a la documentación del vehículo la suma de 400 bahts (10 €) que facilitarán el tránsito igual que si te tomaras un Activia.
Sólo me queda desearos que vuestra estancia en Tailandia sea lo más apacible posible y que los únicos momentos en que estéis cerca de un agente de la autoridad sea a la entrada y a la salida del país en el control de pasaportes.
11.10.13
Trabajar en Tailandia
“Quiero dejarlo todo y marcharme a Tailandia a trabajar”. Ésta es una de las frases más habituales que podemos leer en Rumbo Tailandia, el foro de los españoles en Tailandia.
Está muy difundida la romántica idea de “dejarlo todo" y embarcarse hacia un nuevo futuro como una salida a una situación difícil que vive el país, si bien existen con personas con la misma idea también en épocas de bonanza.
No es mi intención quebrar los sueños de muchos españoles que depositan sus esperanzas en un viaje hacia un destino desconocido, pero me siento en la obligación de explicar la verdad, a pesar de que pueda caer como un jarrón de agua fría en pleno mes de enero.
[caption id="" align="aligncenter" width="400" caption="Ellos tienen la llave de todo"][/caption]
Partamos de la base, la Ley tailandesa BE 2522 por la que se regula el trabajo de extranjeros en Tailandia (Fuente: Alien Occupational Control Division, Department of Employment Ministry of Labor and Social Welfare).
Desde un principio nos dice lo que no podemos hacer:
- Trabajos manuales
- Agricultura, pesca, ganadería
- Construcción, carpintería y demás actividades manuales
- Conductor de cualquier tipo de vehículo, excepto los pilotos de líneas internacionales (que son muy agudos los thais)
- Peluquero, esteticista, etc
- Vendedor, camarero, etc.
- Ingeniero (con restricciones)
- Arquitecto (con restricciones, o sea curras tú y firma un thai)
Hay otras profesiones que la verdad es que no importaba mucho que las hubieran prohibido a un extranjero, como:
- Fabricante de instrumentos musicales tailandeses (zambombas, sí)
- Pintor de seda a mano
- Fabricante de papel Sa a mano (no sé lo que es)
- Subastador
- Fabricante de cigarrillos a mano
- Fabricante de cuchillos (que tienen mucho peligro los cuchillos en Tailandia)
- Sombrerero
- Dibujante de caracteres tailandeses a mano
- Fabricante de muñecas tailandesas
- Fabricante de colchones y sábanas
Y un largo etcétera de profesiones, cuanto menos curiosas, algunas de ellas incluso desconocidas para mí como la de fabricante de recipientes que usan los monjes para mendigar comida por las mañanas llamado “baat” บาตร
Fantástico. Ciertamente, habría sido más sencillo enumerar las profesiones que sí puede un extranjero llevar a cabo. En principio, sería cualquier trabajo que no pueda hacer un tailandés.
[caption id="" align="aligncenter" width="450" caption="El ansiado permiso de trabajo"][/caption]
Hace unos meses, un joven escribía en Rumbo Tailandia lo siguiente: “Hola, soy reponedor en el Carrefour. He visto que en Tailandia hay Carrefour. ¿Podría pedir trabajo allí?”
No. En primer lugar porque Carrefour abandonó Tailandia hace un par de años, y luego porque estos trabajos básicos están destinados exclusivamente a tailandeses.
Otros dicen: “Me gustaría montar algo en Tailandia”. En el 90% de los casos, ese ALGO es un bar, y si puede ser en una playa bajo un cocotero, mejor. Pero eso no existe en la vida real. El primer punto a tener en cuenta es que un extranjero NO puede estar sirviendo detrás de una barra, aunque sea el dueño. Además, para que trabaje un extranjero, hay que tener contratados a cuatro tailandeses, pero ese extranjero no puede desempeñar funciones prohibidas por ley, como es la de servir en una barra. Alguno dirá: “Yo he visto a un blanco sirviendo en Pattaya”. Muy bien. Y yo cada día veo a los africanos situados entre Sukhumvit soi 3 y soi 15 vendiendo droga, y no por ello es legal. De vez en cuando, los agentes de inmigración hacen redadas en busca de infractores de las leyes laborales, y puedo asegurar que nunca vuelven a las dependencias policiales con las manos vacías. Últimamente se han puesto las pilas en Phuket, en especial por culpa de rusos y chinos, y las batidas para cazar al extranjero ilegal son más frecuentes.
[caption id="" align="aligncenter" width="494" caption="Detenidos y deportados en Phuket"][/caption]
La siguiente dificultad que nos encontramos a la hora de “montar algo”, es que cualquier empresa constituida y que opere en suelo tailandés tiene que estar, por ley, en un 51% en manos de uno o varios tailandeses. Es decir, que si se invierten 200.000 euros en la creación de un negocio, damos 102.000 a unos tailandeses y nos quedamos con 98.000 en el momento en que firmamos los documentos de constitución. En ese momento aparecen de nuevo los listos que conocen todos los trucos que ofrecen soluciones para estos “pequeños” inconvenientes. Generalmente, ofrecen la posibilidad de que un abogado redacte los documentos que nos darán la tranquilidad. A través de dichos documentos, “los socios”, hombres de paja, renuncian a su parte a favor del socio mayoritario. Un claro fraude de Ley que ningún juez tailandés aceptará, y más si es en detrimento de un compatriota.
Otro aspecto fundamental que pocos tienen en cuenta es el de los idiomas. ¿Cómo es posible leer cosas como: “No sé inglés. ¿Hay posibilidades de encontrar algún trabajo?”. No, querido amigo. El mundo del siglo XXI se mueve en inglés por mucho que nos empeñemos en señalar que el español es el segundo idioma del mundo (sin contar el chino). Es el segundo, sin duda, pero los países que lo emplean juegan en segunda división. Aceptémoslo deportivamente. Muchos son los que se acercan por Rumbo Tailandia y tienen ese pequeño handicap, resultado de un sistema educativo deficiente desde que en los colegios se pasó de enseñar francés a impartir clases de inglés.
Algunos me dirán que hay “muchos” extranjeros trabajando en Tailandia, sin duda. De los españoles que conozco, el 80% están en la ilegalidad laboral, viviendo en el país con visado de turista o de estudiante, dando algunas clases, haciendo de guías pirata o cualquier chapucilla que apenas les permite sobrevivir. Y no olvidemos que al margen de estar fuera de la Ley, no se cotiza nada, ni seguridad social ni jubilación.
Sin embargo es posible no estar fuera de la ley. Lo más seguro es ser asalariado de una empresa que te destina a Tailandia, en ese caso, la propia empresa se ocupa de todo el papeleo. En el sector turístico, muchas empresas tailandesas necesitan algún español que represente a empresas españolas y sirva de contacto para clientes y asuntos administrativos con la sede española. Pero estos trabajos no se encuentran llegando un buen día a Bangkok con una mano delante y otra detrás.
Por si a alguien se le había ocurrido, como indico en otra entrada de este blog, casarse e incluso tener una miríada de hijos tailandeses, no da derecho alguno a trabajar el país de las sonrisas, ni tampoco a tener residencia. “Cosas veredes, amigo Sancho”. El dinero de los extranjeros debe venir de fuera, eso lo tienen muy claro.
[caption id="" align="aligncenter" width="450" caption="Cartel situado en el control de inmigración en la frontera con Birmania"][/caption]
A modo de conclusión, se puede afirmar que Tailandia es un excelente país donde vivir si se tiene cierto capital y/o rentas que permitan disfrutar de cierto relajo existencial. Sin embargo, no es un lugar en el que uno puede pensar para emigrar y labrarse un futuro mejor que el que le depara España en estos momentos. Para eso, mejor optar por países europeos o, si uno tiene la traba del idioma, orientarse hacia Sudamérica.
Tailandia es para el “JAAASHOOONDEO”.
27.9.13
Casarse con una thai
T'has casao, l'has cagao. Esto es lo que piensan muchos hombres occidentales tras haber pasado por el altar junto a una mujer tailandesa.
Están apareciendo en prensa últimamente noticias que han hecho saltar la alarma. Los indigentes occidentales que pululan por las calles tailandesas va en aumento. Muchos de ellos tienen un punto en común: estuvieron casados con una tailandesa.
[caption id="" align="aligncenter" width="450" caption="La fama de las bodas con tailandesas traspasa fronteras"][/caption]
No quiero que este texto parezca un alegato misógino, es igualmente aplicable a la fémina occidental que opta por pasar el resto de su vida con un hombre tailandés, incluso puede ser peor por el añadido machista que introducimos en la ecuación.
También es cierto que en muchos casos, los matrimonios mixtos tienen éxito, en gran medida porque las thais tienen el aguante que tenían nuestras madres, por la cuenta que les trae, sobre todo si se encuentran viviendo en el extranjero. En el caso de estar viviendo en territorio tailandés, la suerte del marido farang es más incierta.
Recuerdo, así a bote pronto, el caso de un marine estadounidense que había conocido a una bella y frágil damisela siamesa. El hombre sucumbió a sus encantos, se casaron y engendraron una preciosa criatura. Todo esto me lo contaba el hombre sentado al otro lado de mi mesa en la comisaría. La tailandesa utilizaba a la hija que tenían en común como elemento de chantaje. El hombre tenía en sus manos un supuesto acuerdo que habían formado ante un juez, por el cual tras la cesión de bienes y dinero, tendría derecho de ver a su hija, a pesar de lo cual ésta se negaba. Los documentos que tenía, escritos en thai, no tenían ningún valor, eran parte de la estratagema para sacarle hasta la última gota a este pobre padre. En este tipo de pleitos, las posibilidades de ganar son proporcionales a la diferencia entre tu cuenta corriente y la de tu expartenaire, y no siempre es así si entra en juego el factor nacionalista que determina que un thai tiene razón porque es thai.
En fechas recientes, el periódico nacional en lengua inglesa, Bangkok Post publicaba un par de artículos sobre estos indigentes que podemos encontrar por las zonas más céntricas de Bangkok o en la playa de Pattaya, por ejemplo. Muchos de ellos habían creído en la bondad y desinterés de sus respectivas parejas, pero se equivocaron. Algunos incluso hicieron redactar acuerdos prematrimoniales que en un país donde eres el extranjeros, quedan en papel mojado. Los más incautos ponen sus propiedades directamente a nombre de sus novias de turno, y no quiero ser maldiciente pero se lo merecían.
Siempre me he preguntado por qué muchos hombres extranjeros hacen en Tailandia lo que no harían en su país. Muchos se casan con prostitutas, cosa que no harían en España, muchos ponen cualquier cosa pagada por ellos a nombre de su pareja, cosa que no harían en España, muchos envían importantes cantidades de dinero a sus “novias”, cosa que no harían en España. ¿Qué pasa en Tailandia? ¿Sufren alguna especie de síndrome de Estocolmo, vertiente siamesa, que les nubla la razón?
[caption id="" align="aligncenter" width="450" caption="Sylvester estuvo casado con una thai. PHOTO: TUNYA SUKPANICH BKK Post"][/caption]
Si no quieres acabar como éstos, usa bien la cabeza antes de casarte y no te dejes guiar por tus impresiones o la amabilidad que derrochan con tu persona.
Veamos un caso práctico denunciado el 16 de septiembre 2013 en Phuket. Konstantinos Vardas, un ciudadano griego de 56 años, tuvo la genial idea de comprar una vivienda en Tailandia y ponerla a nombre de su “novia”. A su vuelta de un viaje por su país de origen, se encontró con que no podía entrar en casa y además le habían desaparecido dos millones de bahts de una cuenta conjunta. No quiero decir que se lo merecía por bobo, pero lo digo. Sobra decir que las autoridades no van a hacer nada, por dos motivos. Uno: el hombre puso la propiedad y la cuenta voluntariamente a nombre de la sacacuartos, Dos: la mujer es tailandesa y él es extranjero. Así de simple.
[caption id="" align="aligncenter" width="450" caption="La casa que ya no es del griego"][/caption]
Éste es uno más de los casos que vienen a engrosar las filas de los hombres blancos esquilmados por sus “novias” tailandesas, porque no nos engañemos, no existe el país de las mujeres fantásticas. Algunos, en su desconocimiento, lo sitúan en Tailandia, muy a menudo tras un fracaso sentimental en su país de origen. El exotismo juega un abaza importante en todo este asunto. El hecho de que la moza en cuestión se llame Saisunee en lugar de María José, pues la hace más interesante, que hable un idioma que desconocemos y que además suena melódico hace que tengamos la sensación de oír a los ángeles hablar. ไอเหี้ยฉันไม่รักเธอ suena más bonito que¡Que no te quiero, cabrón! a pesar de que significan lo mismo. De ahí que muchas tailandesas descartan de entrada a cualquier sujeto que entienda y hable su idioma, no sólo porque entenderá cada una de sus palabras, sino porque se presupone que si entiende el idioma, también tiene cierta experiencia en su modus operandi con el extranjero.
Un ejemplo del profundo enraizamiento de la obligada explotación del hombre (preferentemente extranjero) es el sinsod. Viene a ser el equivalente a la dote, pero al revés y destinado a la familia de la contrayente, no a la pareja que inicia un nuevo rumbo en su vida. Respeto profundamente las tradiciones de cualquier pueblo, sin embargo, me llama la atención que en matrimonios mixtos no se apliquen tradiciones mixtas. En mi cultura y según mi tradición, la mujer es la que aporta una dote. Si queremos quedar en tablas, que nadie aporte nada.
[caption id="" align="aligncenter" width="450" caption="La parte más romántica de la boda: el "Sinsod""][/caption]
Frecuentemente, las tailandesas, con el fin de suavizar tan bárbara costumbre (parece una compra) aducen que es algo simbólico y que hay que hacerlo para contentar a los más ancianos de la familia. De acuerdo, me parece muy bien que se quiera complacer a los venerables ascendientes. A una pareja que tuve, le planteé que dado que se trataba de algo simbólico, proponía que el dinero en metálico que hay que aportar en la ceremonia (acto de compra/venta) fueran fotocopias en color de un mismo billete de 1000 bahts. No. Se lo tomó como una ofensa y al final tuvo que ir a pescar a otro que no tuviera ideas tan peregrinas como las mías, algún amante de las tradiciones tailandesas hasta la médula.
Muchos me dirán que no fue su caso, y les doy la enhorabuena. Otros me dirán que el dinero le fue devuelto en su integridad (o casi), y la mayoría se callarán por vergüenza. Por supuesto que existen tailandesas que entienden que si se quieren beneficiar de un matrimonio con un extranjero, deben renunciar a algunas cosas, entre ellas esta costumbre que las deja al nivel del ganado que circula por sus campos. De hecho, conozco diversos matrimonios mixtos que funcionan a la perfección y curiosamente en ninguno se produjo la operación comercial.
[caption id="" align="aligncenter" width="450" caption="La nueva casa para el recien divorciado en pleno centro de Bangkok PHOTO: APICHIT JINAKUL Bangkok Post"][/caption]
Alguien pensará que alguna ventaja tiene que reportar el estar casado con una súbdita tailandesa. Pues no. Es pecar de ingenuo suponer que al contraer matrimonio se adquiere algún derecho en el reino de la sonrisa, en cualquier caso se adquieren obligaciones, pero derecho ninguno. Ella sí adquiere derechos, desde la fácil visita a España a la posibilidad de adquirir la nacionalidad.
El que se case con una tailandesa lo hace bajo su entera responsabilidad y se atiene a las consecuencias sin posibilidad de reclamación. Y si surge algún problema que se queje al maestro armero.
30.8.13
Un día en comisaría 7
Hay días en los que la comisaría parece un mercadillo. Es más que notorio que Tailandia es un paraíso para las falsificaciones, hoy en día tal vez un poco menos. La cuestión es que de vez en cuando, la policía tiene que cumplir con el papel que les asignan sus superiores políticos, y hacen pequeñas redadas entre los puestos que se dedican al dudoso arte de copiar las propiedades ajenas. Desconozco el criterio empleado para seleccionar un comerciante u otro, supongo que es en función de su “aportación mensual” al bienestar del funcionariado tailandés.
[caption id="" align="aligncenter" width="450" caption="¡Atentos!"][/caption]
Cuando veo hombres trajinando enormes bolsas de basura por dentro de la comisaría, me digo “tate, hoy hay feria”. Es como si ese día fuera el día de Reyes, y aunque no vengan en camellos, sí vienen de Oriente.
No quiero que se interpreten mal estas palabras. El producto de estas incautaciones no son un botín que va a ser repartido entre una banda de piratas sin escrúpulos, pero si ese día no tengo una película para ver en casa o me he olvidado las gafas de sol, pues el autoservicio ahí está.
[caption id="" align="aligncenter" width="450" caption="Día de feria. Bolsas con el material requisado."][/caption]
El turismo procedente de países árabes es más numeroso de lo que pueda parecer. El hecho de que no vayan a la playa (ya van servidos de arena en sus países), su aversión hacia el sol y la inimaginable estampa de una mujer árabe en bikini, hace que los lugares que frecuentan no coincidan con los que los españoles visitan. Por otra parte, su presencia no es bien recibida por la inmensa mayoría de gogo-bars que los considera personas “non gratas”, no por una cuestión racial sino por mantener una actitud no acorde a las normas de estos locales. Por lo visto, todas las prohibiciones que tanto defienden en sus países, como el consumo de alcohol, no las consideran oportunas en otros países. Una vez más, nos encontramos con turistas que hacen lo que nunca harían en sus respectivas adoradas patrias.
Aquel día de diciembre, un ciudadano proveniente de los Emiratos Árabes Unidos, amanece entre rejas. Había sido detenido la noche anterior en el soi 5 de Sukhumvit por pelearse. El problema es que se peleaba consigo mismo o con sus fantasmas. No había nadie, pero lanzaba puñetazos al aire. Interrogado, afirma que se defendía de ataques. De nada sirve intentar profundizar, insiste en que no se peleaba con nadie pero que se defendía. ¿Podríamos calificarlo de ataques preventivos? Se redacta el informe, pero se niega a firmarlo porque considera que es injusto. Aquí no hay nada justo ni injusto, son unos hechos que se exponen, tampoco va ser juzgado. tal vez quería que sus fantasmas fueran detenidos. Esta gente no está acostumbrada al alcohol, y cuando lo ingieren, obviamente, no les sienta bien.
[caption id="" align="aligncenter" width="450" caption="Si no tienes para la fianza, te podemos ayudar en comisaría mismo."][/caption]
El mismo día, el alcohol sigue haciendo estragos. Un varón de raza finesa, acude muy apurado a la comisaría. Quiere confesar. Vista la situación, nos aprestamos a escuchar al hombre en espera de resolver algún crimen insoluto desde hace años. Afirma oír voces. Mal empezamos, pero ya que estamos, vamos a ver qué le dicen las voces. Es un violador, y desde el Más Allá le urgen a que se entregue a la policía, por si ésta tiene preguntas que hacerle. La única pregunta que tengo es desde cuándo ha dejado la medicación. Haciendo la labor de psicólogos de saldo, lo escuchamos hasta que se le dice que no consta ninguna denuncia por violación, y que por lo tanto, puede ir en paz. Amén.
Los musulmanes dan mucho juego. Su particular visión del mundo entra en conflicto con la realidad del siglo XXI, y ello se hace patente con cierta frecuencia en la comisaría. Algunos se creen que su policía islamista, que vela por sus costumbres, no tiene límite en cuanto a jurisdicción, pero afortunadamente, los talibanes y sus acólitos se circunscriben sólo a ciertos territorios de ciertos países, no en Tailandia, por lo menos de Pattani hacia arriba. Pero eso parecía no entenderlo un padre de familia que quería denunciar a su hija porque “va por los bares y habla con hombres” (sic). El hombre es un libio casado con una tailandesa desde hace 21 años. En ese tiempo debería haberse dado cuenta que su hija ya era mayor para hacer lo que hacía, pero se ve que la caída de Gadafi y la subida al poder de islamistas lo envalentonó. Continúa argumentado que lo que hace su hija va contra el Islam, y que debemos apresar a su hija y enviarla a Libia o Petchabun (provincia tailandesa donde residen). Parece que el hombre tiene una disfunción espacio-temporal, y estamos en la obligación de explicarle que ni esto es Irán ni somos la policía islámica. No se queda nada satisfecho, y sale, suponemos, en busca de la hija que “va por los bares hablando con hombres”.
[caption id="" align="aligncenter" width="450" caption="Ellas son ELLOS"][/caption]
Los hindúes son otro grupo étnico importante en Tailandia, tanto los descendientes de las grandes migraciones de hace dos siglos, como los turistas u hombres de negocios.
Un día, se presenta una familia numerosa (adjetivo consustancial a los hindúes) a denunciar al “caput familiae” que los ha dejado a todos plantados en Tailandia sin nada y se ha vuelto a la India. Hacemos las gestiones pertinentes con el departamento de inmigración para comprobar si realmente el sujeto ha salido del territorio tailandés. Una vez comprobado, se deriva a la señora con toda su prole hacia la embajada, que será la encargada de tomar las medidas oportunas, que no pueden ser otras que retornarlos a su país de origen.
A los dos días, otra mujer hindú acude a las dependencias policiales para denunciar que ha sido abandonada por su marido, algo frecuente si uno conoce Tailandia y las tailandesas. Concretamente, la mujer indica que su marido ha huido, una sutileza que puede explicar muchas cosas. No es lo mismo abandonar a alguien que huir de alguien, en el segundo caso, se presupone que el individuo está retenido, ya sea física o mentalmente. Por ello, la mujer, sin pretenderlo, desvela que la vida que le daba a su marido era como para huir.
En la misma semana, un grupo de doctores hindúes se presenta preocupado en la comisaría a las siete de la mañana en busca de un colega desaparecido la noche anterior. Hay que señalar que la desaparición (y posterior reaparición) de varones en la noche bangkokiana es algo harto frecuente, no hay estadísticas, pero supongo que supera la media mundial, y el que conoce la ciudad entiende bien el porqué. Se les pregunta a los galenos sobre el aspecto de su colega desaparecido en combate. No tardamos en resolver el caso. El alegre fornicador había pasado parte de la noche en las dependencias policiales, no como detenido pero sí como “hombre desorientado”.
[caption id="" align="aligncenter" width="450" caption="Para servir a la población"][/caption]
Algo que llama la atención cuando uno aterriza en Bangkok es el ruido. El tailandés es silencioso por naturaleza. Nunca oirás a un thai gritar. Incluso cuando hablan por teléfono, parece que sólo mueven los labios sin emitir sonido, algo que se contrapone a nuestra costumbre de gritar más cuanto más lejos esté el interlocutor olvidándonos de que la tecnología es la que amplifica nuestra voz que no requiere de esfuerzos complementarios.
Pero la ciudad es ruidosa, muy ruidosa. Desconozco la posición que ocupa Bangkok en el ránking de capitales con más contaminación acústica, pero apuesto a que está e la parte superior de la tabla.
Uno de los elementos que más contribuye a este deterioro de la calidad de vida en la Ciudad de los Ángeles, son los hombres con silbato. Y no me refiero a los guardias de la circulación sino a individuos a los que se les ha dado un uniforme y un silbato, y se les ha puesto a la entrada de cualquier edificio para “ordenar” la entrada y salida de vehículos del mismo. Hoteles, centros comerciales, edificios de oficinas, condominios, etc, tienen a sus hombres del silbato. El problema surge cuando pasear por Bangkok significa oír una sinfonía de silbatos a muy poca distancia de tus oídos. Mucha gente se ha quejado de ello, todos extranjeros porque los thais están educados para no protestar. Por prensa, internet y otros medios se ha intentado concienciar a los responsables sobre la inutilidad de estos hombres que durante horas casi sacan los pulmones por el artilugio. Podrían realizar la misma labor en silencio haciendo señas con alguna suerte de antorcha o similar. Algunos hoteles lo han entendido y han retirado a estos enviados de Satanás. Basta poner en Google “whistle Bangkok”, y entender la magnitud del problema.
[caption id="" align="aligncenter" width="450" caption="¡SILENCIO, por favor!"][/caption]
Todo este discurso viene a raíz de una denuncia cruzada que se interpusieron un holandés y un hombre-silbato, una historia algo surrealista por su desenlace. La génesis de todo este embrollo tiene lugar en el exterior del centro comercial Terminal 21, en la parte que da al soi 19 de Sukhumvit. Esa tarde, el extranjero estaba en compañía de un amigo japonés cenando en un restaurante próximo. El continuo y estridente sonido del silbato estaba arruinando su velada hasta alcanzar la exasperación. Tomó la osada decisión de hacerle saber al tailandés que sus esfuerzos por hacerse oír en todo Sukhumvit superaban los límites de lo racional, sugiriéndole que siguiera pero bajando el volumen porque la efectividad iba a ser la misma y los oídos de los transeúntes iban a agradecerlo. El hombre se tomó estas sugerencias como un ataque hacia su persona y su trabajo, y antes de llegar a las manos, se presentó la policía, aficionada a frecuentar la zona en busca de “farangs” que fuman cosas que no son Marlboro.
Se embarca a todo el mundo en dirección a la comisaría, en ese momento el hombre ya no pita. Como es habitual, el asunto se arregla dándole una propinilla al hombre mancillado. Pero ahora comienza la pesadilla para los osados extranjeros que habían perturbado la pacífica existencia de un ciudadano thai (y su silbato, también thai). Los agentes les solicitan los pasaportes a los dos incautos. ¡No lo llevan encima! Craso error si se entra en una comisaría. Ahí es donde los policías thais saben que pueden hincar el diente. Es un error muy común y muy comprensible no llevar encima un documento que en caso de pérdida puede traer muchos dolores de cabeza. Pero la Ley es la LEY, y está de parte de la policía en este caso. Pánico en comisaría. El farang consigue contactar con alguien que le va a traer el pasaporte, pero su acompañante, el nipón, no. Si no hay pasaporte, se pasa a la casilla siguiente sin necesidad de tirar los dados: LA CÁRCEL. El holandés recibe su pasaporte y se comprueba que todo está en regla, sin embargo debe pagar una multa de 1.000 bahts (25 €) por no llevarlo en su momento. El hombre se indigna por haber sido maltratado y encima verse obligado a pagar una multa. Para más inri, no quiere firmar la denuncia ya que no se indica que en el momento en el que estaba en el soi 19 no se le pidió el pasaporte y fue sólo en comisaría cuando se le requirió. Se marcha clamando venganza porque es amigo de un amigo que es general (no especifica, no especifica si Patton o Mac Arthur).
[caption id="" align="aligncenter" width="450" caption="Tomando declaración"][/caption]
Hasta la fecha, sólo había tenido noticias del FBI a través de la pequeña pantalla. Los agentes de la agencia federal eran para mí personas con superpoderes que analizaban el ADN en 3 minutos y lo cotejaban en 30 segundos. Pero gracias a mi privilegiado puesto, he podido descubrir la triste realidad, son humanos. Hace unas horas, llegaba la denuncia de una agente del cuerpo americano señalando que había sido asaltada y robada por un taxista. El hombre no sabía dónde se metía. La cuestión es que en un pispás tenemos la comisaría ocupada por seis agentes del FBI preocupados por lo sucedido a su compañera de faena. No es frecuente, pero en un tiempo récord se da con el taxista, se toma su casa (lo de los permisos judiciales es ciencia ficción en Tailandia) y se encuentran las pertenencias robadas a la federal. Hola y adiós. Un caso visto y no visto. Mutismo total es lo que sigue.
El idioma es una barrera para entenderse, por eso estamos los intérpretes. Pero la salud mental es una barrera aún mayor, y ahí es donde nos encontramos con las mayores dificultades añadidas a las idiomáticas.
Un par de días después de Reyes, se presenta una mujer uzbekistaní con una historia que bien podrían tomar los hermanos Wachowski para un borrador de guión. Declara que estando en la habitación de su hotel, a las cuatro de la mañana, un hombre iraní entró en su habitación para ir al baño. No contento con hacer uso de un baño ajeno, se autolesiona y se marcha. Pasadas dos horas, alrededor de las seis de la mañana, el iraní regresa a la habitación de la mujer acompañado de la policía acusando a la uzbekistaní de ser la que le ha producido las lesiones y que además le ha robado, no el corazón, precisamente, sino una cantidad indeterminada de dinero. La mujer plasma su relato en una carta negando los hechos y dando su propia versión de lo sucedido. En vista de que es su palabra contra la del otro, se opta por una retirada prudencial, dándole a la mujer el número de la comisaría por si el hombre vuelve a aparecer por su cuarto, invitándola a para plasmar sobre un documento oficial toda la aventura nocturna. ¿Alguien ha entendido algo? Yo tampoco.
El número de indigentes y trastornados mentales occidentales en Tailandia va en aumento años tras año, al ritmo que crece el turismo.
El último caso que recuerdo es el de un británico que se presentó en la comisaría procedente de la provicnia de Trang, a unos 700 kilómetros de Bangkok. El hombre, con trastorno bipolar, había sido atracado y no llevaba nada encima. Los lugareños le habían ayudado para que llegara hasta la capital. Nuestra comisaría es la más próxima a las principales embajadas, y toma los casos de los extranjeros que requieren de la documentación necesaria para presentar en la legación diplomática. El hombre da más pena que otra cosa. Tras facilitarle el papeleo que le requerirán para ser repatriado, se llama un taxi para enviarlo a alguna pensión hasta el día siguiente.
[caption id="" align="aligncenter" width="450" caption="No importa a qué hora, siempre a su servicio."][/caption]
Y así, día tras día, veo desfilar lo peor de cada casa, sin embargo, la satisfacción de poder ayudar a gente que se siente totalmente perdida en un mundo que pasa de paraíso a infierno en fracciones de segundo, es realmente reconfortante.