5.2.17

Phnom Penh, déjalo todo y ven

La capital camboyana para la gente que la conoce basa su fama en cómo rula la droga, y como lugar más cercano para hacer un “visa run”. Pero la noche tiene también sus secretos que sin duda invitan al desenfreno. Recuerdo a una simpática pareja de españoles que me encontré en un bar de señoritas. Estaba yo en la terraza exterior, digamos charlando con un par de mozuelas. Súbitamente, en la mesa de al lado se sentó un chaval joven, al poco rato vino, como una loca, una chica española haciendo aspavientos y casi gritando “estoy harta”y una serie de barbaridades inconexas. Su pareja intentaba calmarla dándole la razón en todo y diciéndole “nos vamos cuando quieras”, pero la chica no cambiaba en su actitud, estaba probablemente drogada.
Camboya a bajo coste


Pasado un tiempo, cambié de local para ir a ver a unas amigas, cuando de repente oigo jaleo en el exterior. Los guardas retenían malamente a una joven que intentaba entrar en el local y golpeaba la puertas metálicas. “Sois todas unas putas, más que putas”. Gran descubrimiento el de la española porque se trataba de la misma que le había estado gritando a su novio en el bar anterior. Estaba drogada, más que nada por lo que les gritaba a las camboyanas. Su acompañante había desaparecido, se habría ido de putas. Tras el espectáculo opté por la retirada hacia un lugar más discreto, el porro-bar. Se trata de un local ubicado al principio de la calle y donde puedes elegir entre sentarte dentro o acomodarte en sus sillas de la terraza callejera. No cuenta con bellas señoritas que vienen a darte un vacía conversación, es un lugar hecho para la reflexión y el descanso. 


La mancha en la chepa clásica de los "modernos".



El ambientador que caracteriza el local es el Air Wick finas hierbas, algo que ciertamente me incomoda porque no soy fumador de lo que no sea Marlboro. Phnom Penh es la única ciudad del mundo en que me he colocado sin llegar a fumar y ha sucedido más de una vez. Es un local que a pesar de sus peculiaridades, te da la oportunidad de conocer a gente interesante, desde veteranos de Vietnam hasta parejas de turistas despistados que no acaban de ubicarse.

Helados españoles en Camboya

Últimamente la ciudad se ha desarrollado considerablemente, gracias a japoneses coreanos y chinos. Destaca sobremanera el centro comercial Aeon Mall creado por los nipones y que alberga incluso una empresa española junto a otras tailandesas y norteamericanas.
Sin embargo, si algo llama la atención en la capital camboyana es el número ingente de farmacias que se reparten por toda su extensión. Hay calles en que puedes encontrar tres o cuatro seguidas pared con pared. Tienen la sana costumbre, que debería adoptarse en España, de vender las pastillas o cápsulas por unidades y no cajas que acaban circulando por los cajones de la casa. 

La atmósfera de Phnom Penh deja algo que desear.


Sin embargo, existe la posibilidad de comprar en cantidades significativas sin disparar ningún tipo de alarma. Quien guste de salpimentarse la vida con su dosis diaria de diazepam o cualquier otra “ benzo”, no tiene más que servirse. Como era de esperar, los turistas occidentales se han percatado de ello y se aprovisionan de todo tipo de sustancias controladas en su país de origen, me vienen a la cabeza los consumidores de hormonas y lógicamente los que quieren emular a Priapo.

Belleza camboyana


Hacía años que no me acercaba por el Cyrcée. Ya era hora de visitar a mi amigo francés, gerente del local, con el que tan buenos ratos he pasado, bueno más que con él con sus chicas. El prostíbulo, con nombre de maga griega, podemos decir que casi obra milagros. Recuerdo que hace años contaba con un habitación en la primera planta que a todas luces no existía ya. Pregunté y una de las chicas me dijo que había venido la policía y en lugar de clausurar el local, sólo había clausurado el habitáculo del fornicio. Camboya, como Tailandia, cuenta con una legislación muy estricta en lo que se refiere a la prostitución. Vivir para ver.
Pero la chica se apresuró a decirme que ella contaba con un apartamento muy cerca, luego a la hora de la verdad era una cochambrosa habitación en la pensión de enfrente, lugar que recordaba haber visitado en el pasado.

Doraemon en Nochevieja



La cuestión es que era la segunda noche que acudía al Cyrcée, la primera noche me fui sin consumar aunque sí consumir. Las dos mozuelas que volvían a acompañarme en la barra se arrimaban mientras yo las apartaba porque me resulta agobiante estar tranquilamente sentado bebiendo y que se acerquen dos señoritas a resfregarse y darme calor. Unas vez establecidas las reglas de juego, empezamos un diálogo más constructivo. Les pregunté por sus habilidades más destacables, las dos eran maestras en lo suyo, pero una no cesaba de repetir: “but my ass NO”. Y así la bauticé my ass no.
Al final opté por otra, la que decía que yo sólo bebía y no follaba, por 20 $ no le iba a hacer un feo. Cogió su bolso y nos fuimos la calle arriba hasta la pensión de 5 $. La angosta habitación no invitaba a quedarse mucho tiempo, ni era esa mi intención. Sin mediar palabra, se dirigió inmediatamente a la ducha invitándome a continuación a acompañarla, cosa que hice con sumo recato por la cantidad de hongos y seres vivos que allí podían concentrarse. Una vez realizada la higiene mínima me dirijo a la cama para inspeccionarla un poco no vaya a haber fauna como chinches y garrapatas.

Todo un caballero


Me tumbo, con cierto reparo, y se presenta la mozuela procedente de la ducha. Sin abrir la boca, bueno sí un poco, agarra la maraca y se la introduce en la boca y comienza a succionar como si no hubiese un mañana. Viendo el empeño y ahínco que pone la muchacha en su labor pienso en hacer “un sigue sigue que yo te aviso”. Sin embargo ¡oh sorpresa! Tras el primer disparo no se aparta, como hace la mayoría, sino que sigue con más empeño, si cabe, y no termina hasta que recibe la ráfaga completa. Se va henchida de placer al baño con ánimo de seguir con la fiesta. Sin embargo, mi hombría ha sido tocada en la línea de flotación. Sólo me queda una honrosa retirada como opción. Pago y descendemos las escaleras hasta la calle. Un simple “bye bye” y cada uno por su lado. Deambulo por las calles de Phnom Penh sin rumbo fijo. Busco una calle que cuente con tránsito par coger un tuk tuk que me lleve a la calle del puterío para tomar la penúltima antes de volver al hotel a descansar plácidamente.

Paseo por el rio


Existe un nutrido grupo de jóvenes, algo inocentones, que con toda la buena intención se meten en esto de las ONGs. Al margen de trabajar gratis para un jefe que vive “de puta madre”, pueden llegar a meterse en problemas sin saberlo como ocurrió hace unos meses con una joven mallorquina.
He leído con interés la noticia y entrevista a la joven mallorquina afortunadamente deportada de Camboya hace unas semanas. Confío en que el episodio sirva de aviso para otros jóvenes que deseen lanzarse a la aventura en países con un desarrollo social algo diferente al nuestro. Estos países no ven de buen ojo que extranjeros, en especial occidentales, vengan a inmiscuirse en cuestiones que no les incumben. Las injerencias en cuestiones nacionales son reprimidas severamente, por ello digo que la joven mallorquina ha tenido suerte por no ser multada y encarcelada en algún centro penitenciario. Como intérprete de la Thai Royal Police, conozco bastante bien el funcionamiento de las fuerzas del orden y la justicia de Tailandia y países limítrofes incluida Camboya.

Hay que estar en guardia


Por todo ello recomiendo a los jóvenes que quieran lanzarse al mundo del voluntariado en países desfavorecidos que se alejen de cualquier movimiento político/sindical. Las agresiones a la policía para luego reclamar una indemnización sólo se ve en España, donde grupos radicales tienen la osadía de enfrentarse con las fuerzas del orden y luego quejarse.