Camboya a bajo coste |
Pasado
un tiempo, cambié de local para ir a ver a unas amigas, cuando de
repente oigo jaleo en el exterior. Los guardas retenían malamente a
una joven que intentaba entrar en el local y golpeaba la puertas
metálicas. “Sois todas unas putas,
más que putas”. Gran
descubrimiento el de la española porque se trataba de la misma que
le había estado gritando a su novio en el bar anterior. Estaba
drogada, más que nada por lo que les gritaba a las camboyanas. Su
acompañante había desaparecido, se habría ido de putas. Tras el
espectáculo opté por la retirada hacia un lugar más discreto, el
porro-bar. Se trata de un local ubicado al principio de la calle y
donde puedes elegir entre sentarte dentro o acomodarte en sus sillas
de la terraza callejera. No cuenta con bellas señoritas que vienen a
darte un vacía conversación, es un lugar hecho para la reflexión y
el descanso.
La mancha en la chepa clásica de los "modernos". |
El ambientador que caracteriza el local es el Air Wick
finas hierbas, algo que ciertamente me incomoda porque no soy fumador
de lo que no sea Marlboro. Phnom Penh es la única ciudad del mundo
en que me he colocado sin llegar a fumar y ha sucedido más de una
vez. Es un local que a pesar de sus peculiaridades, te da la
oportunidad de conocer a gente interesante, desde veteranos de
Vietnam hasta parejas de turistas despistados que no acaban de
ubicarse.
Helados españoles en Camboya |
Últimamente
la ciudad se ha desarrollado considerablemente, gracias a japoneses
coreanos y chinos.
Destaca sobremanera el centro comercial Aeon Mall creado por los
nipones y que alberga incluso una empresa española junto a otras
tailandesas y norteamericanas.
Sin
embargo, si algo llama la atención en la capital camboyana es el
número ingente de farmacias que se reparten por toda su extensión.
Hay calles en que puedes encontrar tres o cuatro seguidas pared con
pared. Tienen la sana costumbre, que debería adoptarse en España,
de vender las pastillas o cápsulas por unidades y no cajas que
acaban circulando por los cajones de la casa.
La atmósfera de Phnom Penh deja algo que desear. |
Sin embargo, existe la
posibilidad de comprar en cantidades significativas sin disparar
ningún tipo de alarma. Quien guste de salpimentarse la vida con su
dosis diaria de diazepam o cualquier otra “ benzo”, no tiene más
que servirse. Como era de esperar, los turistas occidentales se han
percatado de ello y se aprovisionan de todo tipo de sustancias
controladas en su país de origen, me vienen a la cabeza los
consumidores de hormonas y lógicamente los que quieren emular
a Priapo.
Belleza camboyana |
Hacía
años que no me acercaba por el Cyrcée. Ya era hora de visitar a mi
amigo francés, gerente del local, con el que tan buenos ratos he
pasado, bueno más que con él con sus chicas. El prostíbulo, con
nombre de maga griega, podemos decir que casi obra milagros. Recuerdo
que hace años contaba con un habitación en la primera planta que a
todas luces no existía ya. Pregunté y una
de las chicas me dijo que había venido la policía y en lugar de
clausurar el local, sólo había clausurado el habitáculo del
fornicio. Camboya, como Tailandia, cuenta con una legislación muy
estricta en lo que se refiere a la prostitución. Vivir para ver.
Pero
la chica se apresuró a decirme que ella contaba con un apartamento
muy cerca, luego a la hora de la verdad era una cochambrosa
habitación en la pensión de enfrente, lugar que recordaba haber
visitado en el pasado.
Doraemon en Nochevieja |
La
cuestión es que era la segunda noche que acudía al Cyrcée, la
primera noche me fui sin consumar aunque sí consumir. Las dos
mozuelas que volvían a acompañarme en la barra se arrimaban
mientras yo las apartaba porque me resulta agobiante estar
tranquilamente sentado bebiendo y que se acerquen dos señoritas a
resfregarse y darme calor. Unas vez establecidas las reglas de juego,
empezamos un diálogo más constructivo. Les pregunté por sus
habilidades más destacables, las dos eran maestras en lo suyo, pero
una no cesaba de repetir: “but my ass NO”. Y así la bauticé my
ass no.
Al
final opté por otra, la que decía que yo sólo bebía y no follaba,
por 20 $ no le iba a hacer un feo. Cogió su bolso y nos fuimos la
calle arriba hasta la pensión de 5 $. La angosta habitación no
invitaba a quedarse mucho tiempo, ni era esa mi intención.
Sin mediar palabra, se dirigió
inmediatamente a la ducha invitándome a continuación a acompañarla,
cosa que hice con sumo recato por la cantidad de hongos y seres vivos
que allí podían concentrarse. Una vez realizada la higiene mínima
me dirijo a la cama para inspeccionarla un poco no vaya a haber fauna
como chinches y garrapatas.
Todo un caballero |
Me tumbo, con cierto reparo, y se
presenta la mozuela procedente de la ducha. Sin abrir la boca, bueno
sí un poco, agarra la maraca y se la introduce en la boca y comienza
a succionar como si no hubiese un mañana. Viendo el empeño y ahínco
que pone la muchacha en su labor pienso en hacer “un
sigue sigue que yo te aviso”. Sin
embargo ¡oh sorpresa! Tras el primer disparo no se aparta, como hace
la mayoría, sino que sigue con más empeño, si cabe, y no termina
hasta que recibe la ráfaga completa. Se va henchida de placer al
baño con ánimo de seguir con la fiesta. Sin embargo, mi hombría ha
sido tocada en la línea de flotación. Sólo me queda una honrosa
retirada como opción. Pago y descendemos las escaleras hasta la
calle. Un simple “bye bye” y cada uno por su lado. Deambulo por
las calles de Phnom Penh sin rumbo fijo. Busco una calle que cuente
con tránsito par coger un tuk tuk que me lleve a la calle del
puterío para tomar la penúltima antes de volver al hotel a
descansar plácidamente.
Paseo por el rio |
Existe
un nutrido grupo de jóvenes, algo inocentones, que con toda la buena
intención se meten en esto de las ONGs. Al margen de trabajar gratis
para un jefe que vive “de puta madre”,
pueden llegar a meterse en problemas
sin saberlo como ocurrió hace unos meses con una joven mallorquina.
He leído con interés la noticia y entrevista a
la joven mallorquina afortunadamente deportada de Camboya hace unas
semanas. Confío en que el episodio sirva de aviso para otros
jóvenes que deseen lanzarse a la aventura en países con un
desarrollo social algo diferente al nuestro. Estos países no ven de
buen ojo que extranjeros, en especial occidentales, vengan a
inmiscuirse en cuestiones que no les incumben. Las injerencias en
cuestiones nacionales son reprimidas severamente, por ello digo que
la joven mallorquina ha tenido suerte por no ser multada y
encarcelada en algún centro penitenciario. Como intérprete de la
Thai Royal Police, conozco bastante bien el funcionamiento de las
fuerzas del orden y la justicia de Tailandia y países limítrofes
incluida Camboya.
Hay que estar en guardia |
Por todo ello recomiendo a los jóvenes que quieran
lanzarse al mundo del voluntariado en países desfavorecidos que se
alejen de cualquier movimiento político/sindical. Las agresiones a
la policía para luego reclamar una indemnización sólo se ve en
España, donde grupos radicales tienen la osadía de enfrentarse con
las fuerzas del orden y luego quejarse.