25.12.09

Engaños sobre las putas thais

Mujeres explotadas las hay en todo el mundo. Con esto no hago ningún descubrimiento.
Lo que me indigna sobremanera, es el hecho de que se ponga siempre como primer ejemplo del fenómeno a Tailandia, y más en concreto a las jóvenes que trabajan en los locales nocturnos dedicados al esparcimiento y diversión. Y eso es precisamente lo que sacan a relucir el 90% de los periodistas cuando hablan del tema.




Puedo afirmar que ninguna de las mozuelas que están en contacto con los turistas, es objeto de explotación alguna. Están todas en sus puestos de trabajo por decisión propia, y no precisamente acuciadas por una situación económica precaria que les permita vivir como la mayoría de la población.

La ausencia de prejuicios judeo-cristianos respecto al sexo, hace que la prostitución no se perciba tan negativamente, como sucede en las sociedades occidentales.

Puedo igualmente aseverar que hay mucha más explotación en las calles de Madrid, por poner un ejemplo, que no en las de Bangkok-

Las jovenzuelas que alegremente contonean sus cuerpos para nuestro deleite cobran un sueldo mensual acorde al nivel económico del país, y sin lugar a duda muy superior al de un peón. Todo ello sin contar con los “extras” oportunos, que salen en este caso de los bolsillos de los clientes que pactan LIBREMENTE la cantidad.

Por otra parte, ninguna mafia extranjera las maneja reteniéndoles los pasaportes y amenazando a sus familias. Son libres de marcharse cuando quieran.
Recuerdo que estamos siempre hablando de las féminas que machaconamente. Antena 3, Tele 5 y alguna otra cadena nos muestran en sus reportajes como paradigma de mujer explotada sexualmente.

Más lamentable me parece la situación de las mujeres que trabajan en las fábricas de enlatando el atún o piña, a modo de ejemplo, que las amas de casa compran en el supermercado, sin saber quién ha hecho posible que tenga ese producto en sus manos.

Por supuesto, en sus reportajes tremendistas, determinados periodistas se lanzan a hablar sin tapujos de pedófilos, sin saber siquiera cómo es un DNI tailandés, para asegurarse de que al que acusan de un delito, realmente está acompañado de una menor.

¿Cómo se iban a permitir las autoridades locales a tener a niñas trabajando al alcance del primer periodista de turno?

Recuerdo una vez más, para que quede meridianamente patente que desde la primera línea me he referido a las mujeres aparecidas hasta el día de hoy en los reportajes de televisión relacionados exclusivamente con Tailandia, y más concretamente a sus zonas turísticas.

18.12.09

Un exorcista, no apto para menores

Hace unas semanas, Antena 3 televisión, en su programa “A fondo Zona Cero”, nos deleitaba con un reportaje sobre la fauna “paranormal” que pulula por nuestra geografía patria.
Un documento bien hecho en el que no se mojan, y se limitan a reflejar lo que encuentran a su paso. Por lo menos, al no dar su opinión, nos la dan subrepticiamente, y que me corrijan si me equivoco. Las carcajadas tras cada toma, quedan en mi imaginación, y supongo que en el recuerdo de los que trabajaron en dicho documento.

Los profesionales que llevaron a cabo este programa, de lo que no se percataron (o lo disimularon) es que tenían una perla. Y menuda joya. Un claro exponente de lo que es el mundo sobrenatural en España, y alrededores, me atrevo a decir.

Un gallego ocioso, decidió un día que podía dedicarse a los exorcismos. Nadie sabe qué le condujo a ello, tal vez un “marisco” en mal estado. De lo que no me cabe duda, es de que en sus estanterías, carentes de libros, se apilan todas las versiones y secuelas de “El exorcista”, tanto en “beta”, VHS y si me apuran en sistema 2000 (lo recuerdan, jajaja, el que se grababa por las dos caras). Doy por hecho que, el sujeto, dispone tanto de la versión oficial, como la de “el montaje del director”; un último invento de la industria cinematográfica para vendernos más DVDs.

Lo mejor es que vean y escuchen al sujeto en cuestión. No tiene desperdicio.



El “gayego” (me he tomado la licencia de rebautizarlo) nos demuestra que es un gran cinéfilo aficionado tanto a las películas de terror como a las de otro género más prosaico y con un público muy determinado.
Lo bueno del asunto, es que está convencido de que alguien le puede llegar a tomar en serio. Si se pasa por Chueca, le tomarán muy en serio, sin duda. Y puede ser que le pidan autógrafos, dada su pronunciación pública por la causa. Digo yo …

¿Son estos los que aspiran a que se vislumbre un atisbo de seriedad en todo lo relacionado al “mundo paranormal”?

No lo entiendo. Lo siento. Tal vez, estar demasiado informado sea un impedimento para captar ciertas sandeces.

Y para los que se quieran iniciar en sus relaciones diabólicas, ya lo saben: hay que empezar por tener posters gays. Lo ha dicho todo un experto en la materia.

¡Que lo contrate Íker ya!

14.12.09

La verdad sobre Íker Jiménez

A principios del pasado mes de noviembre, salía de las imprentas y se instalaba en las estanterías de las principales librerías del país el libro “Íker, el mago del misterio” (Ed. Nowtilus 2009). Una obra en la que su autor, Antonio Luís Moyano, desgrana sin ningún rubor, el “modus operandi” de tan insigne periodista. No escatima en adjetivos a la hora de poner en su sitio al personaje en cuestión. Y de paso, a su señora, Carmen Porter. Cosa que, por otra parte, hace ya tiempo viene haciendo Círculo Escéptico.

Este ex colaborador de Jiménez, y por ende, conocedor de primera mano de sus fechorías, detalla, caso por caso, las manipulaciones a las que tiende el aspirante a émulo del gran Jiménez del Oso.

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Fabricante de misterios donde no los hay, en eso se ha convertido el periodista, que, dándole el beneficio de la duda, le ha sobrepasado la fama, y respaldado por un importante grupo multimedia, ha perdido el norte, viéndose en la obligación de exagerar, descontextualizar, y llegar a extremos innecesarios, todo en aras de rellenar minutos de programación.
¿No se percata de que es la mofa y la befa de todas las cadenas, incluso la suya? Se ha convertido en un personaje cómico carente de todo rigor.
Sus incondicionales seguidores sólo son fanáticos que hacen oídos sordos a quienes les sirven la verdad en bandeja

Otra de las habilidades del reconocido presentador, es no admitir sus fallos, y en consecuencia rectificarlos. Le encanta darse aires de investigador serio e, incluso escéptico en ocasiones, para equilibrar la balanza de las sandeces que puede llegar a decir.

Buenafuente y Berto


Algunos pueden llegar a pensar que lo que tiene el autor es envidia, cierto rencor o problema personal con el fabricante de misterios, podría ser. Lo que no tiene discusión posible, dado que son hechos objetivos, es que muchas historias que se nos presentan como grandes incógnitas de la humanidad, no tienen nada extraño.

Lean ustedes y juzguen.

13.12.09

La Ley tailandesa

Muchos hablan de la severidad de la Ley tailandesa y de lo infame de sus cárceles. Sin embargo para cierto tipo de delitos, la pena no es tan dura. Así lo muestran hasta por la calle.

7.12.09

Un segurata poco seguro

La pasada semana se me ocurrió dar una vuelta por uno de los establecimientos que la cadena alemana de supermercados Müller (vendría a ser Pérez, en España) tiene abiertos en Mallorca. No destaca por ser económica, pero sí por ofrecer productos importados que no se encuentran en comercios españoles, básicamente de alimentación. Cómo adicto al chocolate, el que proviene de la semilla del cacao, suelo aprovisionarme de ambrosías germanas diversas.

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La cuestión es que el día de autos, me interné en el susodicho local y comencé a escudriñar los estantes de chocolatinas. No tardé en percatarme de que al extremo del pasillo había una mole que con poco disimulo observaba mi persona, no mis movimientos ya que estos eran nulos. No me gusta que me espíen y menos que se analicen todos mis actos como si de un delincuente se tratara. Como estaba de buen humor, cosa que no era óbice para estar cabreado, pensé: “¿Quieres jugar? Pues vamos a jugar”. Me puse a ir de pasillo en pasillo toqueteando todo lo que tenía a mi alcance, cosa que sé le ponía nervioso al gorila de mangas cortas arremangadas (hay que ser hortera). Por supuesto, el individuo me seguía creyendo que yo no me daba cuenta. En el Corte Inglés, por lo menos, son más profesionales, y apenas te das cuenta de que te están observando.

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Llegado al fondo del local pensé en que era hora de volver a la casilla de salida y recomenzar la “partida”. Dicho y hecho. Con paso algo acelerado, me fui hasta el primer pasillo dejando al maromo sólo en el último pasillo. Sin “cortarme un pelo”, me quedé inmóvil, ahí, quieto, mirando al pájaro en la distancia, como el torero que espera al morlaco a la salida de los toriles. El observador pasaba a ser el observado. Como mal guardia de seguridad que era, volvió a acercarse hasta mi persona, pero lógicamente, no había motivo para interpelarme. Pensé por un momento dejar la cesta repleta allí en medio y largarme tan pancho con las manos en los bolsillos, y que los empleados se encargaran de recolocarlo todo, dándole las gracias a su inepto compañero. Sin embargo la gula pudo conmigo, y opté con seguir mareando la perdiz.

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Llegado de nuevo a mi altura, el pavo se quedo ahí, intentando disimular su mal trabajo. Yo estaba quieto, sin preocuparme por la mercancía que se ofrecía en el local, ahí como una estatua, en plan autista, pero eso sí, echándole miradas acusadoras al uniformado, que bajaba la cabeza con veía que era observado. A modo de despedida, y para que quedara patente que su labor de guardián era penosa, cuando me observaba furtivamente, lo miraba y echaba una risita para avergonzarle. Cansado ya, efectué mi última maniobra. Me precipité rápidamente, como si me fuera sin pagar y me detuve en la caja, saludé amablemente a la cajera, saqué de la cartera varios billetes y pagué. Me di la vuelta y el mono ya se había esfumado. Menudo payaso el “segurata” del Múller de Porto Pí Centro en Palma de Mallorca.

1.12.09

El visado es gratis, pero no te lo damos ...

Llegadas estas fechas, el clima y mi reloj biológico interno me señalan que es hora de buscar climas más cálidos.

Tras la fantochada infantil, impropia de un país que desea ser algo en este planeta, que dejó en tierra a miles de pasajeros el pasado año por estas fechas, y los tumultos callejeros del mes de abril 2009, el “sabio” gobiernos tailandés tomó la “sabia” decisión de ofrecer los visados de turista gratuitos. Bien. Nunca (excepto una vez hace algunos lustros) había pensado en meterme en los vericuetos de la pesada y cara burocracia. Sin embargo, incentivado por esta generosa promoción destinada a fomentar el turismo en el país siamés, me lancé.
El primer paso consistió en contactar con el Consulado de la Real Embajada de Tailandia en Madrid . En un primer momento me atendió una amable señorita, supongo que tailandesa por su acento, que me indicó que no había ningún problema. Solamente debía enviar mi pasaporte, dos fotografías y un impreso convenientemente cumplimentado. Todo era amabilidad y simpatía, como corresponde al autodenominado “país de las sonrisas”. La única pega era que había que enviar la documentación requerida por mensajero, es decir, había que gastarse alrededor de 20 euros, sólo por enviarlo.
El pasaporte impoluto

Haciendo cálculos, obviamente la oferta resultaba ventajosa dado que me evitaba tener que salir del país cada 30 días hasta un máximo de 90 días, o sea que me evitaba pagarme billete de avión y estancia en alguno de los países limítrofes.
En principio, dado que el cónsul debía irse de viaje, los trámites pertinentes podían demorarse algo más de lo habitual, que suelen ser 48 horas. Pasadas algo más de dos semanas, y con la mosca tras la oreja, me decidí a contactar personalmente con el consulado. Tras marcar una veintena, o más veces. Me atendió una señorita ¿la misma? con voz de agobio. “Hola, soy el señor X. Hace más de dos semanas que envié mi pasaporte y no he sabido nada”. Oí como se alejaba del teléfono por sus pasos. “Faltan algunas cosas” me dijo. ¿Cómo que faltaban algunas cosas? Yo había enviado todo lo que se me había solicitado. “¿Pero qué cosas?” le pregunté. Siempre titubeando y poco segura de sus palabras me dice: “Pueeesss … una carta de invitación … un billete de avión … y además TIENE USTED MUCHOS SELLOS DE TAILANDIA EN SU PASAPORTE”. Dado que el cabreo en una embajada es tontería, me contuve, pero le expliqué amablemente que efectivamente tenía muchos sellos porque hace 22 años que visito su bonito país, tengo vivienda propia en su bonito país, tengo cuenta corriente en su bonito país, teléfono móvil de contrato en su bonito país, al margen de novia y familia, todo en un tono sosegado, como corresponde, pero con cierta indignación. “Es que nos hemos vuelto más estrictos” añadió la empleada de la legación. “¿Tienen miedo a que me quede a vivir allí, verdad?” le repliqué. “Buenooo … hehe”. Sí claro, me voy a ir al otro lado del mundo a ganar 800 euros, con suerte, cuando eso es lo que gasto en una semana. Algo contrariado, le dije que enviaría al mensajero a recoger mi pasaporte dado lo absurdo de la situación.
flagnailuang

Pasado el enfado, llamé a Tailandia para ver si desde allí podían desbloquear la situación. Ya que había enviado el pasaporte, podía intentarlo de nuevo. A los dos días, mi contacto me dice que ha hablado con el consulado de Madrid y que no hay ningún problema. Bien. No entiendo muy bien cómo funcionan estas cosas, peor armado de valor, me pongo a marcar innumerables veces el número que ya me sabía de memoria 91 563 29 03. “Hola soy el señor X, y ayer el señor Y habló con alguien de ustedes y me dijo que no había problema alguno para expedirme el visado”. “Un momento” me dice. “Usted dijo que vendrían a recoger el pasaporte” me espeta sin más. “Sí, pero …” y me pongo a explicar todo el proceso que estoy ya sufriendo. “Pues aquí no ha llamado nadie, y además debería enviarnos también su contrato de trabajo”. Si claro, y la próxima vez me pedirán el número de mi tarjeta de Carrefour. Absurdo, ridículo, esperpéntico. O sea que puedo viajar a los Estados Unidos de América y quedarme 90 días, y para ir a un país en vías de desarrollo con un visado de turista, me veo en la obligación de enviar un dossier completo sobre mi persona. Le digo que no entiendo nada de nada, pero que sí, que muy bien, que su país es muy bonito, pero que no entiendo que puedo ir 30 días sin visado, pero ellos no me pueden poner un sello para ir 60 días. ¡O me dejan entrar o no me dejan! Pero no ha lugar a este sinsentido.

Deduzco que tanta pega se debe básicamente al hecho de que deben expedir el visado gratuitamente, cosa que no les hace gracia al quedarse sin su bocado, algo muy comprensible al tratarse de un organismo tailandés.
Cuelgo el teléfono. Lo descuelgo seguidamente y llamo a la agencia de mensajería para que vayan a recoger mi pasaporte. A los dos días recibo un reembolso de 37 euros. Un total de 58 euros para nada, sólo para reafirmarme en las contradicciones e incongruencias en la que vive inmerso este bonito país, y que lo tiene ahí varado sin evolucionar.
Sobra decir que no aconsejo a nadie que se acerque al consulado tailandés de Madrid para cualquier trámite, a no ser que esté ocioso y quiera hablar con alguna tailandesa igualmente ociosa. Y que no se olvide nadie de decirle que tiene un país muy bonito.