26.4.14

Los barrotes de Phuket

 

La policía tailandesa tiene cierta fama de dura, una fama que no estoy en posición de discutir si es merecida o no. Lo cierto es que intentar establecer comparaciones, en este aspecto, con un país occidental se hace harto difícil. Podríamos decir que son equipos que juegan en ligas diferentes, con una formación diferente, con medios diferentes, y unos fines diferentes. De lo que no cabe duda, es de que goza de un respeto, que casi raya el temor. El estatus social de un representante de la Ley en Tailandia difiere ciertamente del que puedan tener en España, donde mucha gente ha perdido completamente el respeto por la autoridad, sea ésta la que sea. Esta falta de formación moral entre muchos jóvenes españoles les puede llevar a situaciones en las que se creen que si se comportan de una manera frente a las fuerzas de orden público en España, pueden hacer lo mismo en todo el mundo.



[caption id="" align="aligncenter" width="450" caption="Comisaría de Karon Beach (Phuket)"]Comisaría Karon Beach[/caption]

En junio de 2013, estando en la comisaría, llegó a mis oídos que una pareja de españoles había sido detenida en Phuket. ya había oído hablar de algunos casos de españoles aparentemente “empastillados” que habían dado la nota por alguna zona de Tailandia como Phitsanulok y Chiang Mai, pero este caso me resultaba nuevo. Una gran parte de los extranjeros que se ve envuelto en problemas con la justicia tailandesa lo es por cuestiones relacionadas con las drogas. Sin embargo, éste no era el caso de esta pareja.



Las noticias que aparecían en la prensa local eran algo escuetas y no aclaraban mucho sobre las circunstancias que habían conducido a su detención, en otras ocasiones parecían contradictorias e inducían a confusión. Si bien desde nuestro departamento no tenemos un contacto diario con la Policía Turística, solicité una ampliación y aclaración de lo sucedido. Contacté con mi inmediato superior para que extra oficialmente se me informara de las circunstancias que habían llevado a estos compatriotas a estar detrás de los barrotes.



[caption id="" align="aligncenter" width="450" caption="David Antolín Velasco en la celda (Photo Lars Goran Dikander)"]David Antolín Velasco[/caption]

Según los datos que constan en el atestado policial del puesto de Karon Beach, David Antolín Velasco, de 35 años, y Mari Carmen Chia, de 33, en la noche del de 3 junio estaban juntos refocilándose en la playa. Habían dejado sus pertenencias sobre un ciclomotor cuando se percataron de que éstas habían sido sustraídas, supuestamente, por un individuo que por su aspecto parecía un travestí y había estado rondando la escena del delito, incluso grabando sus escarceos amorosos. No pudiendo darle alcance, se detuvieron a la puerta del hotel Golden Sand Inn, donde se encontraban dos guardias de seguridad. Sospecharon, por el simple hecho de que el supuesto autor de la sustracción se había detenido a hablar con los empleados de hotel, que éstos estaban compinchados.

Se enzarzaron en una discusión que llevó a David Antolín a sujetar a uno de los guardas mientras Mari Carmen le arrojaba a la cabeza una piedra de considerables dimensiones y que la policía estimó pesaba alrededor de cinco kilos. A resultas de la herida, el trabajador tailandés tuvo que recibir 12 puntos de sutura. Transferidos a las dependencias policiales, expusieron los hechos y de víctimas se transformaron en delincuentes. Fueron detenidos para pasar a disposición judicial. El hombre, en desacuerdo total con las medidas adoptadas por los agentes de turno, tomó una actitud agresiva librándose de los grilletes y causando destrozos en la comisaría, tanto en parte del mobiliario como en la celda. Permanecieron cerca de una semana bajo custodia policial, principalmente por carecer de fondos para pagar una fianza y por la acusación de intento de homicidio. Se hizo un juicio express y el veredicto del juez no se hizo esperar. Una indemnización de 12.000 bahts (300 euros) para el guarda objeto del ataque, y pena de cárcel para la pareja por un período prolongado a determinar.



"Mari Carmen Chía en el furgon policial"Mari Carmen Chía

Obviamente, se pueden apreciar muchos fallos en todo este asunto por parte de los encausados. El primero de ellos es creer que la policía y las autoridades son como en España, y uno puede permitirse hacer y decir lo que le dé la gana sin que haya consecuencias. El segundo error cometido por estos españoles es dar por sentado que el pobre vigilante nocturno estaba involucrado, cuando éste declaró que el travestí se había detenido a ofrecerles sus servicios para marcharse a continuación. Tercer fallo, ser agresivo con la policía tailandesa. Te pueden buscar la ruina con una firma. Para salir airosos ante cualquier embrollo con las autoridades del país, se debe evitar llegar a la comisaría negociando un arreglo amistoso. En caso de no conseguirlo, seguir intentándolo en la comisaría, y sobre todo pidiendo mil excusas y perdón. Estoy cansado de oír en mi comisaría: “Esto en mi país no pasa, esto no es normal”. Efectivamente, no estamos en Occidente, y las cosas se hacen de otra manera. Lo primero es tragarse el orgullo y la chulería, cosa que David no hizo. Para más inri, se enfrentó a un montón de agentes y oficiales armados en busca de no sé qué, como mucho habría recorrido unos metros fuera de las dependencias policiales donde se habría quedado Mari Carmen. La reacción del chico español llevó a pensar que pudiera estar bajo los efectos de alguna sustancia estupefaciente, cosa nada aconsejable en un país donde el narcotráfico se castiga con la pena de muerte (si bien actualmente no se aplica).



[caption id="" align="aligncenter" width="450" caption="Foto de la pareja colgada en la página Facebook de Carmen"]Carmen Chia y David Antolin Velasco[/caption]

La última esperanza reside en “charlar” con el juez y exponerle bien la situación con un dossier que vaya en un abultado sobre marrón. Cada etapa en la que no se pone solución al problema supone un cero más en el cheque hacia la libertad. ¿Injusto? No estamos en Tailandia los extranjeros para especular sobre las formas en que funciona la Ley de un país que no es el nuestro. Lo único que debemos hacer es comprender el funcionamiento del Sistema y adaptarnos a éste. Si queremos hacer Justicia, ya tenemos España, y nos podemos apuntar a cualquier de las plataformas reivindicativas, de lo que sea, que aparecen como setas cada día en nuestra nación.



Esta pareja de jóvenes recordará toda su vida Tailandia el día que consigan salir del país, y si les quedan ganas de regresar, deberán esperar unos cuantos años hasta que las autoridades los hayan borrado de la lista negra en la que se inscribe a todos los infractores de la Ley en dicho país.



Realmente, las normas para tener una estancia tranquila y placentera en Tailandia son muy sencillas y comprensibles para cualquier ser humano con dos dedos de frente. Existen unos convencionalismos que no deben ser puestos a prueba como puede ser la docilidad y aparente tranquilidad de los asiáticos, en particular los habitantes de esta región del globo. Son buenos anfitriones para las visitas de corta duración que se comportan como es esperado. Los que se toman esta aparente laxitud de sus pobladores como una permisividad, en ciertos aspectos de la vida, están muy equivocados, como lo protagonistas de nuestra historia.



Muchas son las ocasiones en que oigo frases como: “aquí no pasa nada”, “tengo un amigo que es policía”, “el que me lo vende es hermano de un jefe de policía”, etc. Pero cuando ya están luciendo las pulseras plateadas que van por pares, ciertamente cambian de opinión, y todos los que les habían dicho que no pasaba nada, se esfuman.



Casi siempre, sentencio mis intervenciones policiales diciendo: “Tailandia no es España, muchacho”.



Los díscolos monjes tailandeses

 

En los últimos tiempos, la Sangha, la curia budista tailandesa, anda algo revuelta. El mito sobre las bondades del budismo frente a las religiones occidentales, se está cayendo a pedazos. Los escándalos sobre monjes que hacen ostentación de bienes que no deberían poseer, el consumo y tráfico de estupefacientes, la pederastia, el blanqueo de dinero, etc están minando lo que hasta hace poco era intocable. La proliferación de casos tenebrosos en los que estos hombres de túnica se han visto envueltos ha hecho saltar la alarma.



Ciertamente, el fenómeno de los monjes perversos no data de ayer, sin embargo, la proliferación de medios de comunicación, en especial, los que escapan a la censura tailandesa, ha hecho que salga a la luz pública y tome un rango mundial.



Nuestra conclusión es que el budismo tiene tantos elementos positivos como el cristianismo, mientras no se pervierta su esencia. En cuanto interviene el ser humano, no hay que buscar la bondad en ninguna religión.



Hace un par de décadas, mi inocencia, casi pueril, me hizo creer que los hombres de azafrán eran seres casi impolutos. La “maldad” del hombre occidental no les había afectado un ápice. A principios de los 90, me metí un día por las selvas de Chiang Mai en busca de ese “hombre sabio” occidental que había encontrado la paz espiritual entre la naturaleza de Oriente. Recuerdo cómo escuchaba sus palabras, las grababa para reproducirlas en algún medio escrito (no existía internet), y me sentía lleno de gozo por tener un pie más cerca de la iluminación. Veía y pensaba cosas que no cuadraban, pero pensaba que eran fruto de una educación judeo cristiana.



Con el transcurrir de los años, no me quedó más remedio que darme de morros con la realidad. ¡Oh, triste realidad! Hace tanto daño … Sin embargo, al cabo de un tiempo, reconforta. Ese monje que vivía en una cabaña en la selva, me había mandado a paseo porque estaba durmiendo, pero en  mi pueril mente, estaba meditando. Al acabo de dos horas, me recibió de mala gana y respondió con el mismo entusiasmo que Rajoy habla de Bárcenas.



La proliferación de medios de comunicación y redes sociales ha hecho de altavoz a un fenómeno que ya existía pero que quedaba solapado por la fe de algunos seguidores ciegos que prefieren tapar los defectos de su objeto de adoración al escarnio público y la vergüenza por su estulticia manifiesta.

La ley thai ya tiene previsto, desde hace mucho tiempo, el protocolo por el que un monje puede ser detenido y presentado ante la justicia, y si se estipula dicho protocolo es porque no resulta novedoso que los bonzos puedan cometer delitos. El proceso es sencillo. La autoridad contacta con el superior religioso, y éste determina si se procede a la detención o no del sujeto. Antes de ser esposado debe desprenderse de sus ropajes sacros, si se niega, puede ser forzado por orden de su superior. En cualquier caso, no puede darse la imagen de un monje con grilletes, resulta improcedente y, hasta ofensivo, para los thais.



Vayamos ahora con casos concretos. Para no ir más lejos, veamos a estos dos monjes disfrutando de su "tourneé" por Europa a bordo de un jet privado. Gafas de marca, bolso Louis Putón, los últimos gadgets de Steve Jobs, eso es lo que se puede ver en el vídeo, imaginemos lo que no ha quedado retratado. Cuando los superiores han intentado arreglarlo, aduciendo que el jet era una donación, han acabado de fastidiarlo. Suponemos que las petroleras europeas no donan queroseno. Para más inri, se ha descubierto que uno de los monjes es propietario de un Jaguar entre una colección de vehículos de lujo, fruto de donaciones, claro.  Cuando una buena budista fue a reclamar los terrenos que le había cedido al monje para que se contruyera un templo, años ha, fue amenazada de muerte.



Casi en los mismos días, un monje era reclamado por la justicia por consumir metanfetaminas, dijo que no sabía que fuera ilegal, que él lo hacía para mantener la línea., un monje coqueto, sin duda.

Hace un par de meses, la policía llamaba a la puerta de la cabaña de un anciano monje. Cámara en mano, los agentes le interrogaban sobre la presencia de una jovencita en paños menores que no estaba allí precisamente pidiendo apoyo espiritual. Era el monje el que se apoyaba en ella para hacer flexiones, todo por un módica cantidad, 400 bahts (10€). Recuérdalo cuando hagas una donación.



Ser monje y bailar a lo coyote bar debería ser incompatible, pero el joven que hace algunos meses protagonizó las portadas de algunos periódicos thais no lo entendió así. Se organizaron algunas manifestaciones, unas en contra y otras de fans que disfrutaban viendo al hombre de la túnica azafrán contorneándose y moviendo la cadera al son de la música.



En junio de 2013, el abad de un monasterio del norte de Tailandia era detenido junto a un par de colaboradores por abusos sobre menores. Los compinches le proporcionaban al superior religioso jovencitos para desfogarse y lograr la levitación sin necesidad de píldoras azules.

Ejemplos como los anteriormente citados, podemos encontrarlos cada semana en la prensa tailandesa. Imaginamos que lo que sale a la luz no es más que una fracción de lo que sucede cada día en estos lugares sacros y sus alrededores.

Ciertamente, Youtube le ha hecho daño a al monacato budista, más que Bárcenas a Rajoy. Los vídeos de monjes budistas tailandeses en situaciones comprometidas se cuentan ya por millares, y las visitas por millones.

  La próxima vez que vayan de vacaciones a Tailandia, piensen a dónde van a ir sus donaciones, al jet privado o a las chicas que reconfortan a estos dechados de santidad.